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Luces indirectas. Porque una habitación tiene muchos ambientes.

luces indirectas

“Es durante la noche cuando resulta hermoso creer en la luz”, afirmaba Edmond Rostand. Y es que la luz, natural o artificial, nos da confianza, calor, claridad y certeza, y por la noche nos recuerda que llegara un nuevo día.

Con la luz situamos los objetos y es la luz la que realmente unifica o parcela los espacios. La luz nos da un significado y un sentido: una luz blanca, más práctica e impersonal para espacios comunes; una luz amarilla, más cálida, para esas zonas más íntimas o para esos rincones que hemos seleccionado para descansar, refugiarnos, leer o pensar.

Las luces indirectas pueden hacer que una habitación disponga de diferentes ambientes. Y además pueden ayudarnos a jugar con la penumbra, las sombras, la claridad y la brillantez. Porque no todos los espacios requieren la misma cantidad de luz, ni el mismo tono. Hay veces que en un rincón preferimos un poco de oscuridad y en otros necesitamos resplandor. Y las luces indirectas nos ayudan a ello. Estratégicamente situadas pueden darnos eso que necesitamos: la luz suavemente tamizada por una pantalla de tela, la luz que se duplica a través de un quinqué de cristal, la pequeña luz que ilumina un radio diminuto encima de nuestra cama o la espléndida lámpara que reta al sol para dar claridad a toda una habitación. Además, el juego de luces, cuando apagamos una para encender otra, dependiendo de la hora del día, de si el día es soleado, de nuestro estado de ánimo, responde en cada momento a nuestros proyectos y sentimientos.

La luz nos influye mucho. “La luz puede ser suave, peligrosa, onírica, viva, muerta, clara, brumosa, cálida, violenta, fría, repentina, oscura, primaveral, vertical, lineal, oblicua, sensual, domeñada, limitadora, serena, venenosa, luminosa”. La luz puede estar a nuestro servicio. Por eso en ARCO HOME STAGING la utilizamos para hacer más grande un espacio, volverlo más íntimo, separar ambientes, comedor y salón, crear zonas de mayor concentración para trabajar o estudiar… Y reflejada, como apunta Edith Wharton “hay dos maneras de difundir la luz: ser la vela o el espejo que la refleja”, devuelve el esplendor, misterio o intimidad que ha atrapado.

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